Herencias emocionales

Como os decía la semana pasada, durante este tiempo sin escribir no he dejado de reflexionar sobre lo que pasa en mi consulta y lo que me pasa también a mí, por supuesto, y voy a seguir compartiéndolo con vosotros. Hoy me gustaría tratar el tema de, lo que yo llamo, las herencias emocionales. Entiendo por herencias emocionales esas expresiones, refranes o dichos que hemos oído desde siempre en nuestra familia y que, sin darnos cuenta, han marcado nuestra vida y las decisiones que hemos tomado. Son dichos que en un momento dado en la familia o a una persona en concreto repetírselos le ha servido para superar alguna situación complicada o para recordar un aprendizaje. Pero que les hayan servido a nuestros antepasados no significa que nos sirvan a nosotros, ¿no creéis?

Hace unas semanas preguntando a una paciente sobre sus herencias emocionales me decía que relacionada con el amor su madre siempre decía: «el amor es una ilusión, pues no existe realmente«. Yo le preguntaba si ella opinaba lo mismo y me dijo, sorprendiéndose ella misma de sus propias palabras, que no sabía si estaba de acuerdo o no, pero que tenía cuarenta y tres años y nunca había tenido pareja.

Al igual que sucede con los patrones, descubrir qué herencias emocionales hemos heredado de nuestra familia nos hará ser capaces de elegir si las aceptamos o las rechazamos, y no cargar con ellas sin quererlas. Pues en ocasiones, los gastos emocionales que supone tener una herencia de este tipo son superiores a los beneficios que nos aportan, como sucede con las herencias materiales que podemos recibir. Bien es cierto que habrá algunas que queramos conservar, porque les encontramos la utilidad para nosotros mismos o para los demás, por cariño o porque nos traen buenos recuerdos de nuestros pasados.

Una herencia emocional que mi madre nos da con frecuencia trata sobre el hecho de ocuparnos de las cosas más que de preocuparnos y es «ja plorarem davant es mort» (=ya lloraremos delante del muerto). Os invito que hagáis el ejercicio de repasar qué herencias emocionales os han dejado o van dejando día a día, y con cuáles consideráis quedaros para vuestra propia evolución.

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