To be or not to be
Uno de los ejemplos más claros de la riqueza del castellano lo podemos ver con el verbo inglés to be. Nos enseñan en el colegio que eso significa ser y estar, cuando realmente son dos verbos muy distintos.
Yo me decanto más por la acepción de “estar”, más que del “ser”. Para mí “estar” significa vivir con los cinco sentidos el momento, ya sea viendo una película, viviendo un duelo o degustando un sabroso plato. Sin embargo, “ser” no es más que una etiqueta que nos asignan o autoasignamos para definirnos personal y socialmente. Así pues, yo soy mujer, psicóloga y soy alta.
En ocasiones sucede que no estamos como lo que somos, o no somos como lo que estamos. Y es ahí cuando aparecen disonancias y los malestares. No somos reconocidos por lo que hacemos, o no hacemos lo que se espera de nosotros.
Ser sinceros con nosotros mismos, desde el “ser” y desde el “estar” es un camino al desarrollo y al crecimiento, que solo podremos alcanzar con autoconocimiento, sin miedo a descubrirnos, conocernos y cuidarnos.