Una hora mía no es una hora tuya
La concepción del tiempo, dicen los expertos, varía de una persona a otra. Así lo que para unos una hora puede ser eterna, para otros puede esfumarse rápidamente.
Eso depende, entre otras cosas, de la cantidad de estímulos perceptivos que tengamos a nuestro alrededor y de la familiaridad o novedad que atribuyamos al hecho que está sucediendo.
Por otro lado, las emociones también juegan un papel decisivo en la percepción del tiempo. Ya lo decía Einstein: ““Cuando un hombre se sienta con una chica bonita durante una hora, parece que fuese un minuto. Pero déjalo que se siente en una estufa caliente durante un minuto y le parecerá más de una hora. Eso es relatividad.”
Darnos cuenta que la percepción del tiempo varía dependiendo de diferentes variables como son la propia situación, el sujeto que mida el tiempo o las emociones que sintamos en ese momento, nos ayudará a tener más en cuenta al otro y a respetar también su propio tiempo.