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El estilo de vida actual nos conduce en muchas ocasiones a multitud de problemas que nos apartan de la felicidad a la que todos aspiramos. En otras ocasiones problemas concretos en distintas áreas como laboral, de pareja, interpersonal o simplemente no haber conseguido lo que deseamos nos conducen a sentir emociones que no deseamos, haciendo que olvidemos nuestras fortalezas y estrategias para afrontar la vida. También es posible que determinadas características personales como la tendencia a pensar en exceso, los déficit de habilidades sociales, la falta de confianza en uno mismo, la educación que se ha recibido o algunos rasgos de personalidad nos traigan problemas emocionales.
El psicólogo es una opción, un recurso para poder resolver aquellas situaciones o momentos personales que nos hacen sufrir en exceso o nos bloquean. El trabajo de la psicología no consiste en convertirnos en otras personas, sino en sacar a la luz, potenciar o modificar aquellos recursos que la persona ya posee, pero que por determinadas circunstancias no pone en funcionamiento para avanzar y crecer. No se trata de cambiar lo que somos, sino de no aferrarnos a nada, de aceptar el devenir de las cosas y el cambio, y aprender de él.
En definitiva, tomar conciencia de nosotros mismos hace que creemos una realidad, nuestra realidad. Para reinventarnos podemos elegir lo que nos va a suceder, y para que suceda es necesario conocernos y saber las opciones y consecuencias que tenemos. Solo así podremos ser libres, felices.