Consecuencias no esperadas

Las decisiones que tomamos a cada segundo hacen que seamos quienes somos y que estemos donde estamos.

En ocasiones, podemos sentir que tomamos la decisión equivocada; quizá por no valorar la situación desde varias perspectivas, por no hacer caso a nuestra intuición o por pensar que la decisión tomada ahora es un mal menor o tiene beneficios a corto plazo, sin pararnos a pensar en las consecuencias que pueden acontecer.

Sí, puede pasar que esa decisión no sea la que más beneficios nos reportará, la que, al final de la partida, no nos haga ser felices. Lo importante pues, en esos casos, es no olvidar porqué y para qué tomamos esa decisión y, sobre todo, responsabilizarnos de las consecuencias que esta pueda tener en nuestra vida.

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