La neurociencia puede ayudarte a ser más feliz
Mucho se habla hoy día sobre la felicidad, el positivismo y la insaciable necesidad de pasarlo bien. Y muchos son los métodos, frases y comentarios que podemos encontrar en las redes sociales que nos dan pautas de cómo hacerlo. Pero es la ciencia, una vez más, quien puede ayudarnos a ser felices.
El neurocientífico Alex Korb, de la Universidad de UCLA, nos da algunas pautas para promover la felicidad en nuestra vida. Veámoslas brevemente:
1. Frente a la preocupación, el agradecimiento
Se ha comprobado que sentirnos preocupados puede hacernos sentir bien, en la medida que interpretamos que estar preocupados es estar «haciendo algo» para resolver nuestros problemas. Pero eso no hace más que ponernos más nerviosos y ansiosos, viendo que no se resuelve nada. La neurociencia nos dice que en vez de preocuparnos o darle vueltas a las cosas, nos preguntemos ¿de qué/quién me siento agradecido?
2. Pon nombre a eso que estás sintiendo
Con frecuencia tratamos de eliminar los sentimientos negativos que sentimos, y pocas veces lo logramos. Tratar de no sentir algo no funciona, no es la solución. Es más, suele provocar el efecto contrario. A nivel neuronal se ha visto que en el momento que ponemos nombre a lo que sentimos, se reduce el malestar y la presión que nuestro cerebro siente. No es necesario usar grandes descripciones o metáforas. Bastan una o dos palabras para que la emoción se reduzca y nos sintamos mejor.
3. Toma decisiones
¿Has sentido alguna vez al tomar una decisión como si tu cerebro descansara? Literalmente es lo que le sucede. Tomar decisiones trae consigo ingenio, creatividad y persecución de objetivos, tres de las cosas que necesita nuestro cerebro para reducir la preocupación y la ansiedad. Así mismo, tomar decisiones te ayuda a cambiar la percepción que tienes del mundo, al motivarte para cambiar la visión que tienes de las cosas y buscar nuevas opciones.
Bien es cierto que tomar decisiones es complicado, pues buscamos siempre encontrar la mejor solución. Y si tratas de buscar la mejor solución, no serás feliz, pues esta no existe. Existen las buenas decisiones o las decisiones más apropiadas para ese momento. Crea esas, las mejores para cada circunstancia, no las perfectas. Querer ser perfectos asfixia y agobia a nuestro cerebro.
4. Toca a la gente
No, no de manera indiscriminada, pues eso puede meterte en problemas. Pero todos necesitamos sentir amor y aceptación de los demás. No sentirlo provoca dolor, y con dolor no me refiero a malestar. Me refiero a dolor literal. Por ejemplo, nuestro cerebro reacciona igual ante un sentimiento de rechazo que el dolor que sentimos al rompernos una pierna. Interpreta y codifica el mismo dolor. Así pues, para ayudar a nuestro cerebro a reponerse y a sentirse mejor frente a estos ataques de dolor tocar a las personas que nos rodean y que apreciamos es una buena opción. Al hacerlo se abren los compartimentos de la oxitocina, conocida como la hormona del amor, y tan importante en la modulación de las relaciones sociales. No se trata de ir sobando a la gente, basta con tocar el brazo a alguien unos segundos o darle una palmada en la espalda. Y referente a los abrazos, que ya sabéis que tanto me gustan, los estudios afirman que dar cinco abrazos al día durante cuatro semanas incrementa la felicidad a largo plazo.
En resumen:
– Pregúntate con frecuencia de qué te sientes agradecido/a.
– Pon nombre a lo que sientes.
– Toma decisiones, y recuerda que ninguna será la perfecta.
– Abraza y vuelve a abrazar.
No cuesta tanto ser feliz, ¿no?