Posicionarse ante los problemas
¿Cuántos modos existen de enfrentarnos a los problemas? Se me ocurre pensar que tantas como personas y circunstancias haya, puesto que una misma persona es capaz de reaccionar de modo diferente ante problemas diversos, aunque emocionalmente supongan la misma carga o implicación. Entonces, ¿por qué en unos momentos nuestro modo de enfrentarnos es considerado mejor que en otros? La respuesta es muy sencilla: por miedo.
Cuando sentimos que no tenemos nada que perder, el modo en que nos situamos ante los problemas es combatiente, de frente, con energía. Sabiendo que pase lo que pase, saldremos vencedores y/o fortalecidos. Pero cuando sentimos que hacer frente al problema, sea del modo que sea, nos puede hacer perder cosas, desde la posición social, a nuestra autoestima, la visión que los demás tengan de nosotros o aspectos materiales, cuando ese miedo se instala en nosotros, nos bloqueamos y paralizamos. Echamos a perder muchas más cosas de este modo que si nos enfrentásemos al problema de frente. Y no somos conscientes de ello.
Acabar con esos miedos, luchar y seguir adelante sin nada que temer es lo que nos hace vencedores en la vida, lo que nos hace crecer, conocernos y evolucionar.