Quien mucho se ausenta, pronto deja de hacer falta

El otro día, comiendo con Francesc Miralles en un restaurante malasio delicioso de Barcelona, nos poníamos al día sobre las semanas sin vernos. Y más que hablar de lo que había pasado, hablábamos de cómo nos sentíamos y de cómo vivíamos de la piel hacia dentro.

Y entre tantas cosas, hablábamos de las pérdidas que habíamos sufrido. Pérdidas de personas que por voluntad propia habían elegido alejarse de nuestra vida o nosotros, por salud mental y emocional, habíamos apartado de nuestra vida.

Yo le hablaba de que había aprendido en estos últimos meses a vivir esas despedidas o ausencias con mucha serenidad. Y es que, Francesc, quien mucho se ausenta, pronto deja de hacer falta, le dije yo al hilo de la conversación. A lo que él, con gran sorpresa y con una sonrisa, respondió: jolín, Nika, tú y tus frases lapidarias, que no dejan indiferente a nadie, ¿eh?. Ambos nos echamos a reír, pues no es la primera vez que me dice que con las frases y los títulos de los libros doy en el clavo siempre (como con el título de mi libro «Aporta o Aparta» o del segundo, que espero salga a la luz pronto).

Seguimos hablando de la gente que en algún momento fue importante en nuestra vida y que al irse, poco a poco, dejan de hacernos falta. Continuamos con nuestra vida, con todo lo que tenemos en ese momento, y con recuerdos de lo que compartimos con los que ya no están, pero con la calma de que podemos seguir sin ellos.

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